Ha salido a la luz un vídeo de un grupo de radicales
yihadistas destrozando un museo iraquí. Este tipo de colectivos utilizan la
publicidad que les brindan los medios y las redes sociales como la más poderosa
de sus armas, así que no es mi intención contribuir en esto. No me importa
quién ha sido ni qué motivos les podía mover; esto ya no sirve de nada. Lo que
sí sirve es aprender de nuestros errores como humanidad y sensibilizarse con un
hecho que es una tragedia: estas piezas eran una manera única de abrir una
ventana a otro tiempo y echar un vistazo y hoy nos la han cerrado para
siempre. Así que en esta entrada aprovecho para
realizar una aproximación a lo que hemos perdido porque aunque estoy segura de
que habréis rechazado este acto tan gratuito y cruel, quizás algunos queráis
saber más para que olvidar Nínive sea mucho más difícil de lo que ellos
piensan.
Recreación de un zigurat mesopotámico
Escena de caza, en el Palacio de Nínive
Muy bien, ya que sabemos todo esto pongámonos en
situación: más de 3000 años atrás, una
ciudad llamada Nínive se escondía tras una muralla y adquiría el sobrenombre de
“la insensata” (por su enorme extensión, quizás). Sobre el fuerte dentado
probablemente sobresalía a lo lejos el increíble zigurat que correspondía al
templo de Ishtar, y dentro de los muros de esas calles perfectamente trazadas
seguramente se escondían miles de relieves. Es extremadamente difícil pensar que una civilización tan lejana a nosotros pudiera crear este tipo de maravillas, pero aún resulta más inquietante como el desierto protegió a su ciudad hasta el siglo XIX, cuando comenzaron las excavaciones. 3000 años de supervivencia despreciado completamente: a principios de 2015 veíamos volar por los aires esas murallas de Nínive
de mano de los que picaban sin compasión las caras de los lamassus en el video.
Relieve de la leona herida
Lamassus expuestos en el British Museum
Esta situación abre un debate sobre la conservación de
nuestra historia del arte, la necesidad de preservarla y las ventajas de los "expolios" dadas ciertas circunstancias (en Londres y París aún podéis encontrar
grandes ejemplos de arte asirio). Me quedo con la reflexión de Miguel G Villarrubia:
Interpretación de Nínive, por Ferguson
"Recordemos Nínive como
recordamos la Biblioteca de Alejandría. Inmutable, eterna, perfecta,
inalcanzable. Hemos superado infinitamente nuestro conocimiento y aún pensamos
con la cabeza agachada las maravillas de los papiros perdidos.
Ninguna puerta estará
completa, ay, sin los Lammasu."
Las imágenes son propiedad de sus respectivos dueños y están tomadas de:
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